Se percibe en ellos un contenido, y la necesidad de transmitir cierto mensaje de renovado fervor que comprende aún a las formas de sus polígonos en el espacio de colores saturados creando composiciones que semejan movimientos circulares.
Estas propuestas de movimiento se expresan por medio del dibujo y el color que surgen de la superficie de los soportes los que se advierten, a veces, como marcados por la tiza, otorgando al cuadro la sensación de esa arcilla blanca con que se escribe en los encerados.
Así observamos espirales y círculos concéntricos en blanco y negro, triángulos seccionados por una raya o una serie de los mismos unidos como si se tratara de una formación de trenes. Otras veces encontramos acrílicos con recortes de tela sobre tela o de papel sobre tela en trabajos de gran atractivo, resaltados por suaves relieves.
Hay que predisponerse a la interpretación de las formas y al color que distingue las obras pero también al sentido de traslación que acompaña a los elementos en las pinturas como si se tratara de figuras de ballet observadas desde lo alto del paraíso de un teatro.
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